Páginas

jueves, 1 de noviembre de 2012

Ese momento...


Ese momento en el que te da igual el futuro y el pasado, solo te importa el presente y esperas que ese momento se extienda hasta el infinito y sea eterno. Ese ``te quiero´´ susurrado que hace que todo se desvanezca excepto esa persona y tú. De repente, lo prohibido y malo se vuelve necesario, el veneno se convierte en elixir y lo peligroso es seguro. No piensas en lo que pueda pasar después, en las consecuencias de tus actos. Te da igual absolutamente todo porque ese instante es lo que siempre habías querido pero te daba miedo tener. Y sientes esa sensación que se parece tanto a la felicidad. Ese instante roza la perfección, Y  te sientes bien, mejor que nunca. Parece que naciste para amar a esa persona y que esa persona nació para amarte a ti, y te lo crees, crees que naciste para eso y estás dispuesto a seguir haciéndolo.  Tu cuerpo y el suyo encajan perfectamente. Tu mano y su mano, tus labios y sus labios, tu piel y su piel… Amas esos detalles que lo hacen maravilloso, que te acaricie el pelo, que sonría al hacerlo, que te mire. Esos detalles que hacen que valga la pena. Y de pronto, sin darte cuenta, ya no sientes miedo.